
En Rome, Nueva York, son cerca de las tres de la tarde. El verano estadounidense pega fuerte y, gracias a la precisión de las telecomunicaciones, el hablar con Julián Pedrouzo desde Buenos Aires se escucha tan bien y fluido como si el ex jugador de Daom estuviese acá nomás, en cualquiera de los barrios porteños por los que supo andar cargando siempre su bate. Pero hoy su realidad es distinta. Finalizada su primera temporada jugando béisbol universitario en Sacred Heart University, Julián sigue adelante con su sueño de poder dedicarse profesionalmente a este deporte y para eso, en lo que en teoría sería su período de descanso, se anotó para jugar en una liga de verano con el solo objetivo de mejorar su juego y elevar su nivel. Con él hablamos, largo y tendido, para conocer más detalles de su presente en el gigante del norte. Su vida como atleta universitario, sus charlas con organizaciones de la MLB y mucho más.
-Julián, para comenzar mirando un poco hacía atrás, ¿cómo fue que se te dio la oportunidad de irte a jugar a Estados Unidos?
-Cuando tenía alrededor de 14 años me vio jugar Bobby Valentine, un ex Grandes Ligas, a quien tuve el gusto de conocer en Argentina. Un tiempo más tarde, cuando él estaba buscando armar un equipo de verano en Estados Unidos, me contactó para que le envíe videos míos. Le gusté y me propuso que vaya. Por suerte, me fue bastante bien y a él le pareció que tenía nivel como para jugar en una universidad de División I (NdeR: la más alta del béisbol colegial). Resultó que era el director deportivo de Sacred Heart, donde estoy estudiando, asique me dio una visita para ir a conocer el lugar, que me encantó, y me ofrecieron la beca para quedarme.
“He hablado con scouts y cazatalentos de equipos MLB y me han dicho que les gusto mucho. Para ser exactos, son cuatro las organizaciones profesionales que me dijeron que estaban interesados en mí”.
-¿Cómo está estructurado el béisbol allá?
-Tenemos dos fases, digamos. La primera es béisbol de otoño, que más que nada consiste en puro entrenamiento y gimnasio. Jugamos un par de partidos pero no es lo principal. Luego tenemos las vacaciones de invierno y después, desde febrero/marzo hasta mayo/junio, se juega la temporada regular. Cuando esta termina, generalmente el coach del equipo te recomienda algún lugar para ir a jugar Summer League, que es en lo que estoy compitiendo ahora con los Rome Generals. La idea de esto es agarrar más turnos al bate y mejorar lo que no hice tan bien durante la temporada. Son 42 juegos en 45 días y estaré acá, más o menos, hasta fines de julio.
-¿Qué balance hacés de tu primera temporada en Sacred Heart?
-Personalmente esperaba mucho más de mi parte, pero en sí la temporada estuvo bárbara. Si hubiera jugado de la manera en que lo puedo hacer, hubiese tenido más oportunidades y quizás hubiera disfrutado más, pero uno no puede esperar más chances si cuando a mí me llaman para jugar no lo hago bien. Esto no es un equipito cualquiera… en esta universidad, al igual que en todo lo que es División I, el béisbol se toma en serio y se juega para ganar. No es que la prioridad es que los chicos jueguen y aprendan, como sí tal vez pasa en Argentina, en donde le podés dar más oportunidades a chicos jóvenes. Si acá no jugás bien, no jugás. Es así. En mi caso no tuve una buena temporada, jugué bastante mal, entonces tuve pocas chances en las que no pude rendir. A pesar de eso, por ser mi primera temporada la disfruté pero me faltó ese sabor de juego, de saber que lo estoy haciendo bien.
-¿Y al equipo cómo le fue?
-Quedamos quintos en nuestra conferencia, que es la NEC (North Eastern Conference), y fue la primera vez en 10 años que Sacred Heart no clasificó para la próxima fase, por lo que la verdad fue un balance malo para la universidad. De esos 10, se habían ganado nueve de los torneos para ir a las regionales.
-¿Eso repercute en el interior del equipo?
-Se toma en serio. No nos recriminan por no haber llegado pero no está bueno que haya sucedido. Nosotros teníamos alrededor de cinco seniors en el equipo (NdeR: chicos en su cuarto y último año de elegibilidad) y ellos, obviamente, querían llegar más adelante en el calendario. Siendo un equipo que gana regularmente, siempre se espera mucho de nosotros.
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-Contanos un poco de tu vida allá. Mientras jugás la temporada regular, ¿vivís dentro de la universidad?
-Sí, se duerme adentro de las instalaciones pero eso depende de la institución. En Sacred Heart, en los primeros dos años estás obligado a vivir ahí, a menos que tu familia resida en un radio de 15 millas a la redonda. Uno se paga un dormitorio que con el correr de los años va mejorando y teniendo un poco más de comodidades. En el que estuve el año pasado tenía apenas dos camas y ahora creo que me va a tocar uno un poco más grande, ya con una cocinita. Es igual a como se ve en las películas: los pibes que no hacen deportes salen todas las noches.

Los Pioneers de Sacred Heart en la previa de un juego.
-¿Estás becado al 100% o en un porcentaje menor?
-Te becan un porcentaje. Como jugador de béisbol es muy difícil recibir una beca del 100%, salvo que seas un fenómeno, porque la NCAA reparte una cierta cantidad de becas por equipo. Generalmente, todos los jugadores del equipo tienen algún porcentaje pero eso nunca lo vas a saber porque es algo medio personal. De todas formas es raro que los coaches, que son los que te ven jugar y te “invitan” a hacerlo para el equipo de la universidad, no te ofrezcan una mínima beca.
-¿Cómo es un día promedio en Sacred Heart?
-Depende de si estamos en temporada o no. Durante el otoño, que sería la época de la preparación, tenemos todos los entrenamientos a la mañana. Me levanto a eso de las 7.30, tengo un bloque de clases que va de 8 a 9.15 y después entrenamos hasta, más o menos, las 13 o 14. En ese lapso hacemos gimnasio, agilidad y la práctica normal de béisbol, que suele ser bastante larga. Cuando terminamos a la tarde volvemos a las clases, y eso se lo arma cada uno a su gusto. Puedo tener tres clases en un día y al otro no tener nada, o acomodarme como me convenga en ese momento. Esa libertad está buena. Cuando ya estamos en temporada regular, todo esto cambia porque al jugar tantos partidos en la semana pasamos muy poco tiempo en la universidad. Tal vez estamos ahí apenas dos días y medio de los siete. Por ejemplo, podemos llegar a estar el lunes, el miércoles y la mitad del jueves, que viajamos, entonces hay que re-acomodarnos todas las clases para no faltar.
-Estás estudiando Relaciones Públicas. ¿Es muy exigente académicamente la carrera?
-Sí, es difícil. A mí me costó un montón pero porque le tuve que sumar lo del lenguaje, que hizo que le tenga que dedicar más tiempo a la lectura. Tal vez si fuera lo mismo pero en español, sería mucho más fácil. Además, teniendo beca académica como tengo yo, te exigen tener las notas mucho más altas. De todas maneras me fue muy bien en los dos semestres asique no me puedo quejar.
-¿Qué promedio tenés que alcanzar para no sufrir con ese tema?
-Cambia dependiendo qué porcentaje de beca tengas. Acá las calificaciones van de 0 a 4 y, en mi caso, debo mantener un 2.8. En el primer semestre me quedó 3.8 y en el segundo quedé con 3.6. Mantuve mi beca por mucho margen por lo que está bien, pero la idea es mejorar para que me puedan becar un poco más y estar algo más tranquilo.
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-En el roster universitario hay alrededor de 40 jugadores, ¿rotan mucho entre partidos o hay chicos que casi no juegan?
-Ese es el problema para los de primer año como yo. En la temporada que pasó jugamos cincuenta y pico de partidos y tuve apenas 14 turnos al bate, cuando la lógica diría que en esa cantidad de juegos debería haber tenido unos 200… Lo que hacen acá es que durante la temporada de otoño, la de entrenamiento, te ven jugar y cuando llega el final hay una reunión con los coaches en donde te dicen si vas a ser parte de los 14 jugadores con los que se va a manejar la rotación, o no. En mi caso yo no fui parte de esos 14 pero seguís en el equipo y te van a continuar dando oportunidades para demostrar lo que podés hacer. Igual, todo esto puede cambiar en un minuto. En general, los de primer año son los que menos van a jugar porque no tienen experiencia. Mis compañeros, que son todos estadounidenses, vienen de jugar en escuelas secundarias y pasar a División I es un cambio muy grande. A esto hay que sumarle la diferencia de edad. Tuve un compañero de 24 años en el equipo, y un pibe de 17 bateando contra uno de 24 que le está tirando a 90 millas por hora… es complicado.

Julián con su uniforme de SHU.
-¿Cómo es la relación con el coach principal del equipo, Nick Restaino?
-Más allá de que yo no haya tenido tantas oportunidades, cosa que tengo en claro que fue por mi culpa, con él tengo una muy buena relación. Es un tipo muy divertido, sabe muchísimo de béisbol y sus equipos tienen una forma de jugar que a mí me gusta. Por lo me dijo y por la impresión que me dio, soy alguien que le gusta mucho como jugador más allá de que él sabe que no tuve un buen año de debut. Ni bien empiece a jugar bien, sé que él me va a dar las chances.
-¿Qué metas te ponés para el futuro?
-Sacarme el nerviosismo para poder empezar a jugar mejor, cosa que sé que puedo hacer. Mi mayor objetivo es poder ser drafteado y firmar para un equipo de Grandes Ligas, y para eso el segundo año mío será clave porque uno puede ser elegido a partir del tercero. Si tengo una muy buena próxima temporada y luego puedo jugar en un muy buen equipo de verano, podré seguir mejorando y persiguiendo ese sueño.
-¿Cómo funcionan las ligas de verano? ¿Te ve un entrenador y te propone jugar para ellos?
-Depende de la liga. La mejor liga universitaria de verano que se puede jugar es la de Cape Cod, y ellos te reclutan a vos. Te ven jugar y, si les gustás, un coach te va a pedir que juegues para su equipo. También puede pasar que te vea un scout de la MLB y le diga a algún entrenador que te lleve a jugar. En esas ligas tan importantes ellos te buscan a vos, pero en todas las demás es tu entrenador el que te recomienda a cuál ir según el nivel que hayas mostrado. Y para jugar hay que abonar una tarifa. Por reglas de la NCAA a los jugadores no se les puede pagar o darles equipamiento gratis. Por lo tanto, si vos no pagás es como si ellos te lo estuvieran abonando. Siendo jugador universitario tenés que ser 100% amateur, ya sea que vayas a jugar a Cape Cod o al peor equipo de verano.
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-Dijiste que soñás con llegar a las Grandes Ligas, ¿tuviste alguna charla, aunque sea informal, con algún equipo? ¿Creés que se te puede llegar a dar?
-Por lo que yo sé, sí. He hablado con scouts y cazatalentos de equipos MLB y me han dicho que les gusto mucho. Para ser exactos, son cuatro las organizaciones profesionales que me dijeron que estaban interesados en mí. Cuando les dije que vendría a jugar a Sacred Heart me contestaron que iban a tener un ojo puesto en mí, para ver si en algún momento se podía lograr algún acuerdo. Voy a poner todo el esfuerzo para que se pueda dar.
Periodista formado en @escuelacpd, @DiarioOle y @defeweb. Béisbol y fútbol americano en Argentina. Coordinador y editor de @BeisbolArgCom.

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